lunes, 29 de noviembre de 2010

De Golpe...

De golpe
me estremezco como si siete grados
bajo cero
sacudiesen el tedio sin contar para nada
con mi visión del mundo
y de la explotación.

Pero los lapiceros, las sandalias,
lo que me habría gustado ser piloto...

y ahora llegas tú
con veinticinco mil maneras de acariciar mis dedos
aunque no estés de acuerdo con lo que yo
pensé
del precio de la pina y la última decisión
que ha tomado el gobierno.

Si es demasiado tarde
para conmemorar un día
cualquiera
de la vida
o lamentar los dos algún suceso
tú propones cantar —en francés, por ejemplo
«je ne suis jamáis seul»
y yo te voy queriendo
aunque luego no es
nada
tan sencillo.

Teresa de Gómez

miércoles, 24 de noviembre de 2010

¿Y A TI QUE TE DIRÉ, RÍO DEL ALMA?

¿Y a ti qué te diré, río del alma, cántaro de mi sed,
jardín cerrado?
¿Y a ti qué te diré, mujer que dejas tu corazón al borde
de mi vida?
Hasta ti llegaré y, entre las manos, tomaré viento y agua;
luz y tierra,
y amasaré nuestros dos nombres juntos.
Qué nuestra es la esperanza, que nos gana y nos pierde
cada día.
Qué nuestra es la tristeza, que se escurre a lo largo de los
hombros y nos deja indefensos, solitarios.
Qué nuestro es el recuerdo, que nos une lo mismo que un
abrazo.
Qué nuestro es nuestro amor. Con él estamos igual que
un niño con zapatos nuevos.
Qué nuestro es nuestro mundo: isla de guerra y paz,
isla profunda
hecha a la dimensión de nuestras almas.
Qué nuestro es nuestro amor,
Qué indescifrable, qué remoto, qué mío

Qué mía que eres tú, qué mío el mundo, que mía mi verdad
cuando te tengo.
Encontrándome en ti, me hallo a mí mismo. Mi vida empieza
donde tú terminas.
Mi vida es despeñarse, como un toro por las encrucijadas
del misterio.
Mi vida es caminar, morirse a ratos, y comenzar de nuevo
la jornada.
Pero tú eres la paz. La paz ganada a pulso, a fuerza de
huracanes y batallas.
No hay victoria que valga si no arriesgamos nuestra propia
vida
Y la nuestra aquí está. Sin burladeros, jugando con el mundo
a cuerpo limpio.
Amor es bello si la herida es honda. Horademos la piedra
gota a gota.
Hay que aprender la paz de cada día. Yo la aprendí
en tus ojos.
Aprenderla y vivirla. Yo he aprendido a vivir a tu manera.
No hay paz para quien lleva sus dos manos vacías de
esperanza
No hay paz para quien niega sombra o luz á su hermano.
No hay paz para quien cierra el corazón, y calla si alguien
llama a su puerta.
Ni hay paz para la fuente que no mana, para el árbol
sin fruta,
para el labio sin beso, sin perdón y sin fuego...
No, no hay paz para el hombre vacío de esperanza.

Haya paz para el hombre que te busca, como el campo
la lluvia de setiembre.
Haya paz para el hombre que está solo, con su destino
a cuestas
Haya paz y haya amor. Romped los diques de la fe y de los
besos, y ahogadme en sus dulces huracanes.
Yo te llamo mujer, y te llamo ternura y fortaleza; y alegría
y dolor a un mismo tiempo.
¡Oh, región fabulosa de tus brazos! Aprenderemos a vivir
de nuevo.
Dame tú luz, tu cumbre, tu destino. Dame más, mucho más:
tu propia vida, pues sabes darlo todo a manos llenas.
Eres incalculable como un mundo. Y tiernísima y frágil como
un niño.
Me sorprendes, me empujas, me acorralas, y entre los labios
te me mueres dócil.
Eres tú y eres yo. Todo es a un tiempo rabia de destrucción
y de ternura,
de inexplicable y de gozoso hallazgo, de generoso encono
de caricia.
Nuestra vida se suma y se desborda. Mi encarnizada
soledad es tuya.
Tu terquedad dulcísima y el agua de tu mirada triste son ya
sangre en mi piel, ya son cascada.
Somos un viento que en la vida clama, abriendo puertas,
derribando muros,
levantando la niebla de los turbios callejones del hombre.
Aquí está nuestra lluvia de esperanza. Somos la vida.
Detened el brazo que amenaza y conmina. ..
Nada podéis, porque la tierra muere, pero nace otra vez.
Somos la tierra que nos forma, nos une y nos libera.
Tierra de Dios, con fuego en el costado que incendia
un corazón para dos vidas.

¡Qué terrible esperanza! ¡Qué delirante gozol ¡Qué vértigo
en el alma!
¡Qué insumisión, qué cólera, qué fuego...!
Si fuimos dos, ya somos uno mismo.

José Albi

viernes, 19 de noviembre de 2010

Formas del Amor

"Niña invicta,
te he visto ya en las onzas españolas"
Medardo Mejía

Mis manos tocan, niña mía, tu rumorosa piel,
tu dulcísima carne que tranquilos ángeles habitan,
tu cabellera suave,
tu corazón pequeño.

Oye la campana del día
apagando el luto de la noche
mira la luz que si lenciosamente nos cubre,
mira el cielo:
ese jardín sobre tu pecho;
respira el aire quieto
que el ruiseñor anuncia con su lanza,
conduce tu desamor
a un lago sepultado
y háblame con tus labios excelsos.

Llegué a sentir sobre las manos
el agua efímera,
el verano derribando sus torres,
el abismo cerrando uss ventanas,
el fruto abandonado,
el mar abriiéndose las venas,
el fuego hundido,
hasta que tú, niña mía,
perfecta virgen repetida,
me entregaste tu rostro.

Veo de cerca la copa
confusa de las aguas,
busco tu claro nombre entre las rosas,
tu dulzura en la esencia de los árboles,
tu vigilia en el beso,
tu olor en los duraznos,
tu luz en el rocío
y me doy cuenta sorprendido
que todo me lo traes, niña mía,
con tu mano sagrada.

Oscar Acosta

viernes, 12 de noviembre de 2010

A un Muchacho

Entre la espuma y la marea
se levanta su espalda
cuando la tarde ya
iba cayendo sola.

Tuve sus ojos negros, como hierbas,
entre las conchas brunas del Pacífico.

Tuve sus labios finos
como una sal hervida en las arenas.

Tuve, en fin, su barbilla de incienso
bajo el sol.

Un muchacho del mundo sobre mí
y los cantares de la Biblia
modelaron sus piernas, sus tobillos
y las uvas del sexo
y los himnos pluviales que ancen de su boca
envolviéndonos si como a dos nautas
enlazados al velamen incierto del amor.

Entre sus brazos, vivo.
Entre sus brazos duros quise morir
como un ave mojada.

Nancy Morejón

viernes, 5 de noviembre de 2010

Esta Tarde

Ahora quiero amar algo lejano...
Algún hombre divino
Que sea como un ave por lo dulce,
Que haya habido mujeres infinitas
Y sepa de otras tierras, y florezca
La palabra en sus labios, perfumada:
Suerte de selva virgen bajo el viento...

Y quiero amarlo ahora. Está la tarde
Blanda y tranquila como espeso musgo,
Tiembla mi boca y mis dedos finos,
Se deshacen mis trenzas poco a poco.

Siento un vago rumor... Toda la tierra
Está cantando dulcemente... Lejos
Los bosques se han cargado de corolas,
Desbordan los arroyos de sus cauces
Y las aguas se filtran en la tierra
Así como mis ojos en los ojos
Que estoy sonañdo embelesada...

Pero
Ya está bajando el sol de los montes,
Las aves se acurrucan en sus nidos,
La tarde ha de morir y él está lejos...
Lejos como este sol que para nunca
Se marcha y me abandona, con las manos
Hundidas en las trenzas, con la boca
Húmeda y temblorosa, con el alma
Sutilizada, ardida en la esperanza
De este amor infinito que me vuelve
Dulce y hermosa...

Alfonsina Storni

jueves, 30 de septiembre de 2010

Tus ojos

Tus ojos son la patria
del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento,
mar sin olas, pájaros presos,
doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque
en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana
encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo,
puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea, páramo.

Octavio Paz

viernes, 24 de septiembre de 2010

III-Amor

Amor, eres radiante como el día
y como el agua transparente y puro;
vienes de la más clara lejanía
como un panal de sol, rico y maduro.

Por ti el silencio cambia en armonía
su angustia singular, su anillo oscuro,
y anuncian resplandores del futuro
el vuelo de una azul pajarería.

Y yo, que siento ante la luz la viva
atracción que domina y que cautiva
al mirasol girante y empinado;

busco tu claridad de maravilla
y en lo solar, como una flor sencilla,
define el corazón forma y estado

Claudia Lars

viernes, 17 de septiembre de 2010

Eres canción

Extraña sensación la que me produces.
Permanezco tranquila,
bohemia en el inmenso espacio.

Idealicé una estrella en el brillo de tus ojos
y le puse un nombre,
un nombre que me recuerda a ti.

Encontré un acorde que no supe cantar
pero lo hice mío.
Te convertí en mi creación.

Busco modos que me hagan a vos
y solo encuentro ternura.
Ternura infinita.

Ya eres canción de un dilema sin causa.
Prefiriendo permanecer perpleja
ante el calor de tu mirada.

Anónimo

viernes, 10 de septiembre de 2010

MORIR VIVIENDO

Vivo estoy, aunque me muero
por el amor de una ingrata,
que sin quererlo me mata
con "mil puñales de acero" ...

Y asi muriendo la quiero,
porque esa muerte es mi vida,
que nada importa la herida
que me condena a morir,
morir de amor es vivir! ...
VIVIR SIN AMOR NO ES VIDA

Clemente Sancho Lozano

viernes, 3 de septiembre de 2010

Tácticas y Estrategias

Mi táctica es mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo
ni sé con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos simulacros
para que entre los dos
no haya telón ni abismos

mi estrategia es en cambio
más profunda y más simple

mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo
ni sé con qué pretexto
por fin me necesites.

Mario Benedetti

lunes, 31 de mayo de 2010

Oh Buen Amor

¡Oh buen amor



¡Oh, ternura divina siempre en llamas!
¡Oh buen amor, paciente, generoso!
Llegas a mí, brindándome reposo;
no me impones tu afán, porque me amas.

¡Oh ternura divina! De tus ramas
presiento el florecer maravilloso.
Tú quieres que yo sea fruto hermoso,
cosecha de tu huerto. Me reclamas.

Escucho conmovida la voz tuya.
Me llega triste; no le doy consuelo;
rechazo su dolor y su agonía.

Perdóname, Señor. Cuando destruya
las ansias que me clavan en el suelo,
entonces iré a Ti sin rebeldía.

Ana Ines Bonnin

miércoles, 26 de mayo de 2010

A veces ella

Ella es a veces alta,
a veces triste como todo camino,
de mirada queda.
Y cuando me ve,
su sonrisa me quema todo el cuerpo.

La conocí hoy y sonreía.

Hablaba despacio,
viendo la palabra perfecta,
ella,
la mujer exacta.

Y cuando hablaba de las gentes,
de las cosas viejas,
de la promesa que debíamos hacer,
de la espera secular;
su cuerpo se erguía
y era toda una gacela de emoción.

Ella pensaba en un mundo
por estrenar
como sólo te pones
por primera vez un sentimiento nuevo,
y el periódico temblaba en sus manos
y los dedos rasgaban las
fotografías,
las palabras,
la mentira.

La conocí hoy por la mañana
y ella es un ocaso y lo sabe
y fija sus profundas pupilas
en las mías.
Sobre sus hombros tiemblan áridas
montañas encarnadas.

Ella es la palabra incendiada,
el cielo desesperado
de una tarde de agosto,
un río,
la noche iracunda,
un heroico aliento a desatar.

Julio Torres Recinos

domingo, 16 de mayo de 2010

Antes que tú

Sonríes al pasar, con ironía,
Porque me juzgas un rival vencido...
¡Imbécil! La mujer que has elegido,
antes que fuera tuya ha sido mía.

En sus labios de rosa bebí un día,
la esencia del licor apetecido.
Y tú, ¿de qué te ríes? ¿Qué has bebido?
¡Las sobras de la copa de ambrosía!

Federico Barreto

domingo, 9 de mayo de 2010

Bella

BELLA,
como en la piedra fresca
del manantial, el agua
abre un ancho relámpago de espuma,
así es la sonrisa en tu rostro,
bella.

Bella,
de finas manos y delgados pies
como un caballito de plata,
andando, flor del mundo,
así te veo,
bella.

Bella,
con un nido de cobre enmarañado
en tu cabeza, un nido
color de miel sombría
donde mi corazón arde y reposa,
bella.

Bella,
no te caben los ojos en la cara,
no te caben los ojos en la tierra.
Hay países, hay ríos
en tus ojos,
mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos,
ellos dan luz al mundo
por donde yo camino,
bella.

Bella,
tus senos son como dos panes hechos
de tierra cereal y luna de oro,
bella.

Bella,
tu cintura
la hizo mi brazo como un río cuando
pasó mil años por tu dulce cuerpo,
bella.

Bella,
no hay nada como tus caderas,
tal vez la tierra tiene
en algún sitio oculto
la curva y el aroma de tu cuerpo,
tal vez en algún sitio,
bella.

Bella, mi bella,
tu voz, tu piel, tus uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu sombra,
bella,
todo eso es mío, bella,
todo eso es mío, mía,
cuando andas o reposas,
cuando cantas o duermes,
cuando sufres o sueñas,
siempre,
cuando estás cerca o lejos,
siempre,
eres mía, mi bella,
siempre

Pablo Neuda

viernes, 5 de marzo de 2010

Amor Eterno

Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar:
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón,
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.

Descartes

sábado, 30 de enero de 2010

Candor

Azul... azul... azul estaba el cielo.
El hálito quemaste del estío
comenzaba a dorar el terciopelo
del prado, en donde se remansa el río.

A lo lejos, el humo de un bohío,
tal de una novia el intocado velo,
se alza hasta perderse en el vacío
con un ondulante y silencioso vuelo.

De pronto me dijiste: —El amor mío
es puro y blando, así como ese río
que rueda allá sobre el lejano suelo—

y me miraste al terminar, tranquila,
con el alma asomada a tu pupila.
Y estaba azul tu alma como el cielo.

Julio Flórez

martes, 26 de enero de 2010

A unos Lindos Ojos

Tus lindos ojuelos
me matan de amor.

Ora vagos giren,
o párense atentos,
o miren exentos,
o lánguidos miren,

o injustos se aíren,
culpando mi ardor,
tus lindos ojuelos
me matan de amor.

Si al final del día
emulando ardientes,
alientan clementes
la esperanza mía,

y en su halago fía
mi crédulo error,
tus lindos ojuelos
me matan de amor.

Si evitan arteros
encontrar los míos,
sus falsos desvíos
me son lisonjeros.

Negándome fieros
su dulce favor,
tus lindos ojuelos
me matan de amor.

Los cierras burlando,
y ya no hay amores,
sus flechas y ardores
tu juego apagando;

Yo entonces temblando
clamo en tanto horror:
«¡Tus lindos ojuelos
me matan de amor!».

Los abres riente,
y el Amor renace
y en gozar se place
de su nuevo oriente,

cantando demente
yo al ver su fulgor:
«¡Tus lindos ojuelos
me matan de amor!».

Tórnalos, te ruego,
niña, hacia otro lado,
que casi he cegado
de mirar su fuego.

¡Ay! tórnalos luego,
no con más rigor
tus lindos ojuelos
me maten de amor.

Juan Meléndez Valdés

miércoles, 20 de enero de 2010

Presencia del Otoño

Debí decir te amo.
Pero estaba el otoño haciendo señas,
clavándome sus puertas en el alma.

Amada, tú, recíbelo.
Vete por él, transporta tu dulzura
por su dulzura madre.
Vete por él, por él, otoño duro,
otoño suave en quien reclino mi aire.

Vete por él, amada.
No soy yo el que te ama este minuto.
Es él en mí, su invento.
Un lento asesinato de ternura.

Juan Gelman

domingo, 17 de enero de 2010

Ausencia de Amor

Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.

Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobrecristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.

Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he
esperado.
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.

Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.

Juan Gelman